jueves, 24 de septiembre de 2009

HABLANDO UN POCO DEL PARAISO EN LLAMAS


Humberto Reyes Cayotopa

Y dígase pues, que Luber había presentado su poemario “Paraíso en llamas”, para ese entonces, todos pensábamos que el cielo se iba a caer en pedazos. Todos, excepto él, ya que, todo loco no cree en sus propias revoluciones. Digamos, que Percy siempre fue así, una comadre que supe tratar, un vate al igual que todos lleno de estígmas. En aquel tiempo me comentaba de “Los apóstoles de la muerte”, era un vate impredecible a quien muchos le costaba seguir la corriente, pero para mi, era fácil, mientras hablábamos de las revoluciones poéticas y sobre el caso de aquellos suicidas que se colgaban en las puertas de la Catedral de Catacaos. Luber, era una inteligencia servida a nuevas formas poéticas, donde la poesía no admite reglas, y políticamente expresaba un cambio. Las conversaciones eran largas como las caminatas nocturnas por el puente de Castilla. Toda una mística, un sentir invisible de aquel universo, que pocos vemos y logramos dibujar minuciosamente sobre la estructura de un papel. Ahhh que tiempo aquellos…. Sobre todo aquel buen vino. Lo recuerdo, cuando usted hablaba de Oscar Wilde, Cortazar y Ostia Sideral y yo le hablaba de Rubén Darío, Gunther Grass y Pensamiento Profano. Cuanto cosas han pasado…y me atrevo a decir que “El Paraíso en Llamas” ya lo había presenciado, pero usted fue más loco que yo, y comenzó asaltar al cielo, como usted ya había manifestado: “Botellas destrozadas de locura contra nubes imperfectas”. Todo es válido, y eso bueno, porque la poesía es un elogio de la locura.